
DAR LUGAR
Hace unos meses fuimos invitadas a una conversación pública sobre la hospitalidad en una plaza de Madrid. Fue una reunión popular organizada por Grigri Pixel que llevaba por nombre “Dar Lugar”. Su intención era reflexionar y compartir estrategias capaces de generar o re-establecer sentimientos de pertenencia a un territorio común por el hecho de vivir, compartir e intervenir en él, dejando a un lado el origen de las personas que lo habitan. En esta época del año, donde todos queremos volver a “nuestras casas”, en las que se supone que siempre hay un plato más para el que aparezca en último momento, nos apetecía recuperar y compartir esta charla.
Marina Garcés y Felwine Sarr llenaron la plaza con sus reflexiones sobre la hospitalidad, llenándonos de energía positiva y confianza en el proyecto que estamos llevando a cabo.
La hospitalidad es una vieja práctica muy valorada por las sociedades a lo largo de la historia, que tiene que ver con dar asilo al que llega. La hospitalidad por tanto afecta al menos a dos personas, al que acoge y al que llega, y lo hace de formas muy diferentes.
La hospitalidad no es sencilla. Por parte del que hospeda, supone aceptar una intrusión en lo privado, ofrecer tiempo y cuidados a alguien que está lejos de su familia y amigos, de su cultura, su hogar y sus costumbres. Por parte del acogido, la vulnerabilidad y la necesidad de cuidados, el tiempo que esta se pueda alargar y la forma en que reciba la acogida.
Por tanto, cómo ejerzamos la hospitalidad puede acercar y reducir la alteridad sobre la que se ha construido al diferente, al extranjero. Lo extraño, ahora puede ser cercano y sucede en mi casa, durante mi acogida. Así es; la relación de hospitalidad define al otro, debe ser temporal y hacerse de humano a humano, sin deuda.
Alguna vez habéis pensado ¿qué es lo que nos hace humanos?
De forma individual y colectiva, los seres humanos necesitamos cuidados; a veces somos vulnerables y es posiblemente una de las cosas que más nos identifica.
Por tanto, volviendo a la acogida, es muy importante pensar en quién llega y en quién acoge, valorando su voluntad dentro de sus vulnerabilidades y potencias, entendiendo que todos podemos estar en ambas situaciones. Si nos identificamos iguales, como seres humanos con necesidades reconocidas, estaremos construyendo de forma colectiva un mundo para todas las personas.
Ahora mismo la migración y su acogida nos afecta en lo personal y hace frente a las carencias de lo colectivo, a la falta de igualdad en derechos, a las leyes racistas y xenófobas que no nos representan. La esfera privada supera a la pública para devolvernos estrategias de construcción colectiva, en pos de espacios propios para todas las personas.
Os dejamos con el conversatorio y os animamos a reflexionar sobre este tema humano y mundano: la hospitalidad.
Fotografía portada: Philipp Berndt, Unsplash (modificada por MeM).