
BLACK LIVES MATTER
Desde hace dos semanas hemos visto surgir protestas en todos los rincones del mundo a raíz del asesinato de George Floyd a manos de un agente de policía, Derek Chauvin. George Floyd fue asesinado en Minneapolis, Minnesota, por Chauvin después de que un cajero llamó a la policía alertando de un presunto cheque falso. Más tarde se descubrió que el cheque no era fraudulento, pero no fue a tiempo para evitar que Floyd fuera asesinado públicamente mientras lloraba y Chauvin le ponía la rodilla en el cuello hasta asfixiarlo. Le suplicó que parase durante 8 minutos y 46 segundos antes de que muriese. Otros tres agentes de policía que fueron testigos del asesinato pero no intervinieron. Dos de ellos miraban distraídamente, mientras el otro sujetaba las piernas a Floyd. Tras la primera semana de protestas, Chauvin fue acusado de asesinato en segundo grado y los otros tres agentes fueron acusados de inducción y complicidad a la comisión de asesinato en segundo grado.
La brutalidad policial no es un fenómeno nuevo en los Estados Unidos. Para entender cómo la policía ha llegado a ser una institución tan violenta, debemos comprender sus orígenes. Las primeras formas de vigilancia en EEUU fueron las patrullas de esclavos. Su trabajo consistía en devolver a cualquier esclavo fugitivo a sus dueños y, más adelante, en arrestar a los negros liberados bajo la apariencia del sistema conocido como “convict leasing” (literalmente “arrendamiento de convictos”). A través de este sistema, se crearon delitos con los que podrían incriminar a cualquier persona negra con el fin de poder arrestarla y esclavizarla de nuevo. Los propietarios de esclavos compraban “chain-gangs” (literalmente “pandillas encadenadas”), que eran básicamente personas negras condenadas a quienes se obligaba a hacer las mismas labores y los mismos trabajos forzados que haría un esclavo. Más tarde llegó la etapa de la segregación en Estados Unidos, conocida como Jim Crow; entonces, cualquier persona negra que no siguiera las reglas de segregación podría ser arrestada o asesinada. Los linchamientos fueron muy comunes y nunca se establecieron formas de condena para quienes agredían o ejecutaban a las personas negras. Una vez que el sistema Jim Crow fue ilegalizado, llegó la era del encarcelamiento masivo en el que actualmente viven los estadounidenses. Esta era es muy similar al “convict leasing” (arrendamiento de convictos), solo que la mayoría de las personas negras son encarceladas y despojadas de todos sus derechos como seres humanos (sin ser vendidas en “chain-gangs”). Son obligadas a realizar trabajos no remunerados o trabajos en los que solo se les paga entre 10 y 50 céntimos por hora. Las condiciones en estas cárceles son extremadamente inhumanas, pues carecen de las necesidades básicas. Además, cuando salen de prisión, se les despoja de su derecho al voto -que las personas negras consiguieron hace menos de 60 años-, no pueden encontrar un trabajo, se les priva del acceso a atención médica y están en una lista de vigilancia de la policía, lo que generalmente resulta en su regreso a prisión por la comisión de delitos menores y no violentos.
Teniendo en cuenta estos antecedentes, podemos entender cómo personas como Sandra Bland, Tamir Rice, Philando Castile, Alton Sterling, Breonna Taylor, Kalief Browder, Eric Garner, Michael Brown y cientos más han muerto a manos de la policía y las cárceles. No está en contra de la ley matar a personas negras en Estados Unidos, como ha quedado patente por el hecho de que cientos de personas negras hayan sido asesinadas y nunca haya habido ninguna forma de justicia. La mayoría de sus asesinos deambulan libremente y aún se les paga para que continúen trabajando como policías, a pesar de que hayan demostrado ser instrumentos de un sistema violento y opresivo. El movimiento Black Lives Matter ha estado vivo desde 2013, exigiendo justicia para los cientos de personas negras asesinadas a manos de la policía. Buscan dejar claro que las personas negras son desproporcionadamente atacadas y asesinadas, por el único motivo de que son negras.
Las reivindicaciones que se hacen ahora, después del asesinato de George Floyd, consisten en que el desmantelamiento y la abolición de la actual policía y sistema en Estados Unidos son actos necesario para comenzar a construir un futuro en el que nuestras comunidades estén seguras y la violencia contra las personas negras pueda comenzar a finalizar. La pregunta ahora es: ¿qué podemos hacer todas las personas para apoyar este movimiento surgido a raíz de todo esto? No hay escasez de respuestas: donar para recaudar fondos y apoyar a las organizaciones en todo Estados Unidos, firmar peticiones, educarnos sobre la liberación de las personas negras, escribir correos electrónicos a alcaldes, gobernadores y abogados del estado sobre la refundación de la policía, y, si eres una persona blanca, entonces aprender sobre el privilegio blanco y lo que significa ser una aliada. En todo el país, la gente se ha unido para hacer listas de recursos útiles para personas como peticiones, dónde donar, archivos PDF gratuitos de libros para leer y más. Ahora no es el momento de estar en silencio, no importa en qué parte del mundo te encuentres. Es el momento del poder de las personas: el poder en números es real. Después de una semana de protestar y exigir justicia, condenamos a los asesinos de George Floyd. Ahora es el momento de hablar y alzar nuestras voces para exigir justicia y libertad. Libertad para que las personas negras conduzcan por un vecindario, corran, duerman en su casa, tengan una enfermedad mental, vendan cigarrillos, sean trans, usen una mochila. No podemos permitir que esta chispa muera; este fuego en nosotras nunca puede morir. Exigimos ser escuchadas. Exigimos ser visto. Exigimos ser libres.
Imagen: Johnny Silverloud CC.