
#LeaveNoOneBehind: LA CRISIS DEL CORONAVIRUS ES UNA CRISIS SOCIAL
Cuanto más conscientes somos de la magnitud de la crisis del coronavirus, está más claro que no se trata únicamente de una crisis sanitaria, sino de una crisis social de dimensiones impredecibles. Las personas que detentan el poder están utilizando esta época para promover medidas que incrementan la injusticia. No importa si nos referimos al machismo, al racismo, al clasismo o al capacitismo: sin lugar a dudas, los efectos de la crisis del coronavirus harán más daño a quienes ya eran los más marginados. De hecho, ya se lo están haciendo.
Qué pasa si no puedes cumplir el #QuédateEnCasa
Uno de los grupos más afectados por la injusticia durante la pandemia del COVID-19 es uno al que se le niegan sus derechos y que lleva años luchando contra la discriminación extrema. Se trata de un colectivo que se ve obligado a viajar y que actualmente se encuentra atrapado en campos superpoblados en las islas griegas. Evidentemente me estoy refiriendo a las personas refugiadas y a las deplorables condiciones en las que deben vivir en los campos, como el de Moria en Lesbos. Absolutamente desbordado, allí unas 20.000 personas de diferentes procedencias tienen que compartir un espacio originalmente mal diseñado para 3.000. Las familias grandes se hacinan para dormir en espacios diminutos, hay un grifo para cada 1.300 personas, no hay agua caliente, no hay jabón, hay una pila para lavar ropa, tres médicos y ocho enfermeras. Está húmedo y hace frío, los niños están desnutridos, la gente enferma sin cesar. No pueden cumplir el #QuédateEnCasa porque, simplemente, no tienen casa.
La (Ir)responsabilidad de la UE
Esta brutal situación podría haber sido prevista por la institución más poderosa y con mayor responsabilidad: la Unión Europea. La misión autoimpuesta de este proyecto consiste en unir a los estados estableciendo lazos más fuertes entre ellos y poder encontrar soluciones transnacionales a los problemas de ámbito europeo. La misión ha fracasado. Y aquí comparto a continuación algunas de las razones que me llevan a creerlo así, teniendo en cuenta los eventos que hemos vivido recientemente.
En primer lugar, me gustaría profundizar en por qué es esencial evacuar este campo masificado durante la crisis del coronavirus y más adelante. No es difícil imaginar que, en las condiciones descritas anteriormente, resultaría muy complicado controlar el virus cuando hiciese aparición. Demasiados pocos médicos para las demasiadas personas que caerían enfermas. En un cortísimo periodo de tiempo, el campo entero se contagiaría y una gran cantidad de personas morirían víctimas de los efectos del virus. Por eso, sin duda alguna, lo más sabio sería sacar a todas esas personas de este horrible lugar. Dado que Grecia no será capaz de hacerlo sola, la UE debería apoyarla.
En segundo lugar, tras la evacuación, las personas refugiadas deberían ser trasladadas a diferentes sitios de acogida en Europa, por supuesto con el compromiso de proporcionarles asistencia sanitaria inmediatamente si fuese necesario. En este sentido, Portugal es un buen ejemplo, ya que, al menos, está dando acceso al sistema sanitario y social a las personas refugiadas durante el estado de emergencia. Otros estados de la UE también han intentado sacar a entre 1.000 y 1.500 menores de las islas griegas; sin embargo, este proceso está siendo eclipsado por las situaciones que se viven en sus propios países. Y, debido a esto, varios estados de la UE y la ONU han cancelado programas esenciales de refugiados como el Programa de Reasentamiento. Esto constituye una nueva muestra de que las medidas más esenciales, como distribuir de forma segura a las personas atrapadas en los campos de las islas griegas, no están siendo tomadas por quienes tienen el poder para hacerlo.
En tercer lugar, los países no solo dejaron de recibir refugiados de forma activa, sino que tampoco los dejaron entrar cuando se encontraban en sus mismísimas fronteras. Como ha ido habiendo cada vez más restricciones para viajar en estas últimas semanas, todo este tiempo me he estado preguntado si también se estarían aplicando a las personas que buscan refugio desesperadamente. Resulta que sí. Varios países han hablado “básicamente de impedir que los solicitantes de asilo crucen la frontera”. Otros han declarado que, para aprobar su entrada, es necesario que tengan al menos un certificado de salud, que es básicamente decir lo mismo que la primera afirmación, ya que son casi imposibles de obtener. Todo esto muestra que la Unión Europea no solo es pasiva, sino que impide activamente que las personas salgan de las islas griegas y sean distribuidas entre los muchos países de Europa.
En conclusión, estos argumentos aclaran que la UE no está tomándose en serio sus propios compromisos. Más bien, el caso es el opuesto, ya que está ignorando su responsabilidad de mantener a las personas sanas y salvas, tanto dentro como fuera de los campos. Este comportamiento irresponsable probablemente resultará en una cantidad aún mayor de muerte y sufrimiento.
Movimiento de Solidaridad
Afortunadamente, hay personas que están haciendo lo que debería haber hecho la UE hace mucho tiempo: mostrar solidaridad. Incluso en tiempos en los que las manifestaciones en las calles están prohibidas, la gente ha encontrado la manera de gritarle al mundo que no van a aceptar lo que está sucediendo. Así ha surgido un movimiento en las últimas semanas. Bajo el hashtag #LeaveNoOneBehind (#NoDejemosANadieAtrás), personas de todos los rincones del mundo han alzado sus voces para mostrar que sí les importa lo que está pasando. Que incluso en tiempos en que tenemos nuestras propias preocupaciones, no nos olvidamos de las personas menos afortunadas en este injusto sistema. Incluso sabiendo que no hará que las personas refugiadas vivan en mejores condiciones, incluso si, lamentablemente, no tenemos el poder para decidir lo que les ocurrirá, cada vez que utilizamos el hashtag nos estamos levantando en contra de la injusticia que sucede en esta época de caos y nos aseguramos de que sus luchas no caigan en el olvido y sean visibilizadas. Y, en último término, esto puede llevarnos a la acción.
Conclusión
En definitiva, podemos observar que la UE no solo ha fracasado en establecer medidas suficientes para prevenir el horrible brote del COVID-19, también ha fracasado en cumplir sus propios compromisos en términos de Derechos Humanos y solidaridad en los aspectos sociales de este momento. Aunque no sea una casualidad ni una sorpresa después de lo que ya habíamos visto en 2015/16, una vez más es aterrador ver cómo las personas que están en el poder utilizan los tiempos de incertidumbre y crisis para imponer una precariedad todavía más severa a los grupos marginados. Básicamente, esta crisis múltiple revela la crisis del sistema en su totalidad y la muestra en muchos niveles diferentes.