
AFGANISTÁN: CRISIS ALIMENTARIA, UN CONFLICTO EN EL OLVIDO
Mientras los medios de comunicación y la comunidad internacional hacen foco necesario en la situación de emergencia por la guerra devenida entre Rusia y Ucrania, y que se ha convertido en un conflicto de carácter internacional, al mismo tiempo Afganistán transita un nuevo capítulo bélico iniciado en agosto del año pasado con la llegada de los talibanes al poder, tras la retirada de Estados Unidos y de los países aliados.
Uno de los graves problemas que atraviesa Afganistán, y sobre el cual piden atención e intervención inmediata, es la crisis alimentaria que se refleja en grandes sectores del país, para la cual expertos y organizaciones piden ayuda urgente.
En enero de este año ya se anticipaba la hambruna que se esperaba para el invierno que recién terminó y para los meses siguientes. Uno de los principales motivos es la sequía a la que se enfrenta el país desde septiembre de 2021. Y es que, en invierno, las bajas temperaturas y las heladas determinan un estancamiento en el crecimiento de las pasturas, condiciones que además afectan negativamente la respuesta productiva de los bovinos. Esto en Afganistán empeora por la falta de forraje (hierba verde o seca para alimentar al ganado), semillas y fertilizantes, que ayudan a combatir los estragos propios del invierno en el sector agrícola.
La mitad de población afgana está bajo inseguridad alimentaria
A través de su programa Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, más conocida como FAO por sus siglas en inglés, señala que: “la crisis alimentaria de Afganistán alcanza niveles sin precedentes en casi 19 millones de personas que sufren de inseguridad alimentaria alta, debido a la prolongada sequía, conflicto y colapso económico”.
Por otro lado, según explican desde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), para dar respuesta a la crisis humanitaria que atraviesa el país, se necesitan más de 5 mil millones de dólares. Solo para dentro de Afganistán se requieren unos 4.400 millones, y 623 millones adicionales para el plan regional de atención a las personas desplazadas y refugiadas en comunidades de 5 países vecinos.
De esta manera, se incrementaría y se daría atención inmediata para la entrega de alimentos y apoyo a la agricultura, se fortalecerían los servicios de salud y nutrición, se fortificarían los alojamientos de emergencia, se daría tratamiento al agua y saneamiento, se trabajaría en protección y educación de emergencia, vivienda y artículos no alimentarios, educación, logística y telecomunicaciones, lo que permitiría fortalecer y mejorar los medios de vida y resiliencia y, sobre todo, ofrecería una mayor seguridad alimentaria.
16 áreas rurales y 5 zonas urbanas en Fase 4 de emergencia
Uno de los principales focos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para la agenda 2030 es erradicar la pobreza y el hambre, algo que empieza a hacerse cuesta arriba para muchos países.
El último informe emitido por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en conjunto con la FAO: Puntos Críticos de Hambre, alertas tempranas sobre la inseguridad alimentaria aguda; en perspectiva, de febrero a mayo de 2022, refleja la grave situación de hambruna a la que se enfrentan países como Etiopía, Nigeria y Sudán del Sur, donde se sitúa el nivel más alto de alerta y situación severa, Fase 5: situación catastrófica, hambre y muerte, y donde proyectan que varias poblaciones de estos lugares lo experimentarán en estos meses.

Asimismo, coloca a Afganistán en los países de mayor preocupación y expresa la necesidad de medidas urgentes para paliar la hambruna que ya transitan, posicionando la situación como grave en Fase 4 (de un total de 5), y donde aseguraban que, para marzo de 2022, un total 8,7 millones de personas habrían alcanzado niveles críticos de inseguridad alimentaria, haciendo énfasis en que es el doble de lo que se estimó para marzo de 2021, aún en pandemia y con todas las contracciones que esta trajo a nivel mundial, lo que vaticinan como una crisis profunda y que se pueda extender rápidamente y alcance la fase 5, si no se toman medidas inmediatas y de emergencia.
Solo entre septiembre y octubre de 2021, de las 45 áreas analizadas, 34 rurales y 11 urbanas, se estimó que alrededor de 18,8 millones de personas, el equivalente al 47% de la población, se encontraban en la Fase 3: Crisis, y en Fase 4: Emergencia. De estas, 16 áreas rurales y 5 zonas urbanas, en Fase 4.

Asimismo, el PMA estima que 1 millón de niños sufre de desnutrición aguda, y en diciembre de 2021, según explicó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), se habían contabilizado durante todo ese año más de 66.00 casos de sarampión en infantes. También se registraron brotes de diarrea acuosa aguda, paludismo, dengue y se confirmaron cuatro casos de poliovirus salvaje tipo 1. Del 25 al 30 por ciento de las muertes de niños menores de cinco años se deben a infecciones del aparato respiratorio y el 90 por ciento de estas muertes son por neumonía.
De igual forma, UNICEF también estima que: “1 de cada 2 niños menores de cinco años estará gravemente desnutrido en 2022 debido a la crisis alimentaria y al acceso deficiente a los servicios de agua, saneamiento e higiene”.
Ya en septiembre de 2021, la FAO hacía un llamado para reunir 36 millones de dólares con el fin de intervenir urgentemente en los medios de vida rurales y evitar así desplazamientos masivos que agudizaran la crisis, no solo dentro de Afganistán, sino en toda la región, pues la falta de alimentos es un factor vital para la mitad de la población afgana.
Derechos Humanos vulnerados
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo 25, inciso 1, detalla: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.” Este artículo, en el caso de las personas afganas, está siendo incumplido en todas sus formas.
Algunos expertos aseguran que las sanciones internacionales impuestas con la llegada de los talibanes, como el bloqueo por parte del Gobierno de Estados Unidos a los fondos del banco central afgano, forman parte del agravamiento de la crisis, como también lo hacen la guerra, el colapso de las instituciones públicas y la gran inestabilidad política que vive el país desde hace décadas. Afganistán: un conflicto aún activo de crisis humanitaria, hambruna y violación de derechos humanos, ahora bajo los talibanes y con 40 años en guerra, pero olvidado.